Toda experiencia humana es alimento a ojos del Ayurveda. Digerimos el mundo por los cinco sentidos. La mente digiere las ideas y el cuerpo los sentimientos y los alimentos que entran por la boca. Entonces, la vida se come…¿Qué calidad de vida deseamos comer?
Todo lo ingerible por los sentidos, se puede clasificar en uno o más de los seis sabores primarios: dulce, ácido, salado, picante, astringente y amargo.
Los alimentos sólidos, en su paso por el cuerpo se transforman. Su parte
macroscópica (visible, burda o gruesa) en heces, su parte intermedia en carne y
su parte sutil en mente. El agua (líquidos) en su paso por el cuerpo, también
se transforma. Su parte macroscópica en orina, su parte intermedia en sangre y
su parte sutil en fuerza vital.
La parte sutil de cada sabor influye en el ánimo y la emoción. Por ejemplo, los
sabores dulces son amables y gratificantes y el ácido, es duro o agrio. El
amargo en exceso, amarga, frustra.
También hay un efecto sobre los sueños que depende de los elementos que
componen cada sabor. Si comemos muchos dulces antes de dormir, podemos soñar estar
atrapados en el barro o abrumados físicamente (agua y tierra). Si soñamos con
fugas, carreras o persecuciones seguro consumimos pororó, papas fritas o cerveza
fría (aire). Si soñamos con cosas ardiendo o situaciones agresivas, peleas o
discusiones, debemos fijarnos si consumimos una comida muy condimentada y
picante (fuego).
El efecto sutil en la mente, no sobre el cuerpo, se produce con solo pensar en
el sabor, afectando el ánimo y la emoción. Hagamos la prueba con “pensamientos
dulces”, un cachorrito, un bebé.
En el plano
sutil de la conciencia, donde se digieren en definitiva todas las experiencias,
la inteligencia esencial del objeto mismo (el sabor), siempre es la misma,
entre por la boca, el pensamiento, el tacto o pronunciando el nombre.
En el plano energético tienen igual efecto psicofísico el sabor picante, un
baño de vapor, una fricción vigorosa, el color rojo, el aroma a clavo, una
crítica.
Los sabores de nuestra conciencia también transforman el alimento. La ira, el
sufrimiento, la tensión, influyen en la digestión, interfiriendo en ella y
favoreciendo la generación de toxinas.
También hay una influencia o consecuencia en el alimento de acuerdo a como se
prepara. No es lo mismo hacerlo con amor y alegría que con sentimientos de ira,
apuro o nervios. Así mismo, influye el ánimo con que nos sentamos a comer. No es
lo ideal una comida de negocios. Los alimentos serán mejor digeridos si nos sentamos
en paz, cómod@s y con agradecimiento.
Con toda
esta info, podemos hacer de nuevo la reflexión… la vida se come. ¿Qué calidad
de vida queremos comer? ¿De qué sabores me alimento?
Espero
haberte invitado a reflexionar y aplicar este maravilloso conocimiento que
comparte el Ayurveda para mejorar nuestras vidas
Dra. Julia Elena Scocco.
Médica. Oftalmología con una mirada diferente. Ayurveda y Medicina Integrativa (Nutrición, Flores de Bach, Reiki, Biodescodificación).
Turnos al +54 341 3012319. También por DrApp
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