Ayurveda es medicina tradicional nacida en la India, la más antigua conocida y de la
que derivan todas las demás medicinas. La palabra Ayurveda proviene del sánscrito y
significa conocimiento o sabiduría de vida y tiene profundas raíces en la
filosofía de hinduismo y en la espiritualidad. Sin embargo, el
Ayurveda es de un inmenso valor práctico para todos, posible de ser aplicado en occidente.
Basa sus teorías en la conformación del
Universo por cinco elementos que se comportan como si
fueran los ladrillos a partir de los cuales se construye nuestra existencia en
sus múltiples formas. En las personas, estos cinco elementos
sirven de molde para el surgimiento de tres fuerzas fisiológicas conocidas como Doshas, fuerzas que controlan y manejan su
funcionamiento físico y mental. Estos doshas son Vata, Pitta y Kapha.
Tanto Vata, como Pitta o Kapha, se
encuentran en proporciones variables en cada persona lo que determina nuestra
constitución individual, que sería nuestras características y nuestra capacidad de responder ante
determinadas situaciones. Poseen diferentes cualidades que
determinan su capacidad de hacer funcionar a nuestro organismo (como
temperatura, humedad, peso, etc.), lo que nos permite reconocerlos e
identificarlos en variadas situaciones tanto habituales como en la enfermedad.
Cuando nuestra constitución dóshica está en equilibrio, nuestra energía vital (el prana),
circula libremente tanto a nivel físico como mental y emocional.

Estas fuerzas, también dominan e
influencian en las distintas horas del día, en las estaciones y las etapas vitales
(ciclan), influenciando y aumentando sus características en los organismos
vivos. El equilibrio de los tres doshas se ve amenazado constantemente por fenómenos externos como el clima, la hora del día, temperatura, etc. y por fenómenos tales como el estado psicológico interno. Mientras haya armonía entre los fenómenos internos y externos, el gozaremos de buena salud.
Con el otoño, comienza a aumentar Vata. Vata dosha es como el viento: básicamente seco, frío, móvil y liviano. Seca las
articulaciones (crujen), el cabello, las mucosas, la piel, constipa, llena de
gases, nos dispersa y vuelve distraídos y dudosos. Hace aparecer espasmos, tics, calambres y contracturas. Nos dispara la
mente en una catarata incontenible de pensamientos, generalmente pesimistas y
temerosos. Vata controla la mente, el corazón, la creatividad, la digestión, las eliminaciones, la
relajación, el funcionamiento del sistema nervioso.
Ayurveda siempre observa la naturaleza y sus ciclos. Por ello, este conocimiento milenario, pauta un estilo de vida, acciones y hábitos, acordes al flujo natural, a fin de que nuestro organismo esté constantemente en armonía y adaptado a esas fluctuaciones. Para afrontar la llegada de la época más
vata, tendremos que ir potenciando las cualidades opuestas para incentivar que
nuestro vata equilibrado nos dé el entusiasmo y la creatividad que lo
caracterizan.
Además, para hacer frente las posibles infecciones que llegan con el frío, tenemos que tener un medio interno calentito. Un Agni (fuego interno,
inmunidad) fuerte, hará que no nos enfermemos o nos recuperemos pronto en caso
de enfermar.
Desde el Ayurveda y otras medicinas
naturales, podemos aportar pequeños consejos que harán compensar el aVata
desequilibrado y mejorar el Agni.
1.
Buen descanso: recordar que
vata es movimiento, por lo que hay que compensar con momentos de quietud y
tranquilidad. Uno de los primeros síntomas de desequilibrio vata es el
insomnio. Procuremos no tomar bebidas estimulantes (café, mate, té) o al menos
no hacerlo luego de cierta hora (las18hs por poner un ejemplo). Masajes en
los pies antes de dormir con aceite de sésamo y unas gotas de esencia de
lavanda. Apagar las pantallas (celular, tablets, TV) unas horas antes de ir a
la cama, ya que quedan muy estimulados los sentidos. Dejar que el dormitorio
sea eso: dormitorio, lo ideal es usarlo para dormir o alguna actividad
relajante como leer, rezar o meditar.
2.
Oleación: como vata nos seca,
procuraremos compensarlo con oleaciones internas y externas. Comidas
sustanciosas y oleosas (con buenos aceites y ghee), masajes con aceite de
sésamo tibio antes de la ducha. Aceitar diariamente los orificios naturales (boca, narinas, oídos) con aceite de sésamo.
3.
Calor: procurar no exponernos al
frío cuando este comience, o hacerlo tomando las precauciones necesarias:
abrigarnos correctamente, especialmente orejas y cabeza. Baños calientes.
Vapor. Comidas calentitas y no muy livianas (como ensaladas crudas). Recordar que vata es liviano,
necesita lo pesado para no volarse y “bajar”. Frutos secos debidamente
activados, compotas, sopas, infusiones de hierbas que aporten calor. Arroz y
avena cocidos. Preferir verduras cocidas (vapor, horno, salteadas) y no tanta
cantidad de ensaladas. Si comemos ensaladas compensar con buenos aceites (oliva
y limón son “antídotos” cuando comemos hojas verdes). Es tiempo de dejar de
tomar bebidas y comidas frías, fritas y secas, lo que excita nuestro sistema
nervioso y dificulta la digestión.
4.
Vata es responsable de todos
los sentidos, pero principalmente del oído y el tacto: evitar la
sobreestimulación de éstos (ruidos molestos, tv, música alta, masajes fuertes) y
mimarlos con suaves masajes y caricias, música relajante, sonidos de la
naturaleza.
5.
Usar ropa hecha con materiales
naturales, suaves y cálidos. Los tonos de la tierra pacifican Vata.
6.
Vata es muy sensible a los
vientos, sería interesante evitar los ventiladores y las corrientes de aire.
7.
Vata es irregular, sería
conveniente tratar de dejar en el verano los ritmos irregulares y frenéticos y
optar por una organización más sistemática del día a día.
8.
Estimular el Agni con una
alimentación adecuada, especias y otras prácticas como algunas ásanas de yoga y el saludo al sol.
9. También se recomienda hacer
ejercicios relajantes, practicar Hatha yoga (hay ásanas especiales para mejorar
el sistema inmune y calmar a vata), Meditar y realizar respiración consciente
(Pranayamas).
Lo que sucede en el entorno, no sólo nos
envuelve o es “externo”, sino que influye directamente en nosotros, en nuestro
interior, cuerpo, mente y espíritu. Los cambios de la naturaleza nos indican cambios en nuestra naturaleza personal, desoírlos es ir contra la naturaleza, es generar conflicto en la salud, por eso Ayurveda nos ayuda a fluir con la naturaleza.
Algunas estaciones o climas nos gustan más y
nos sientan mejor que otras. No podemos extender ni reducir su tiempo, sólo
podemos hacer lo adecuado para fluir con ellas, por ello Ayurveda sugiera estos cambios de habito adecuándolos a las estaciones.
¡Éxito con la aplicación de los hábitos de otoño!
Amorosamente…
Dra. Julia Elena Scocco.
Médica. Oftalmología con una mirada
diferente. Ayurveda y Medicina Integrativa (Nutrición, Flores de Bach, Reiki,
Biodescodificación).Turnos al +54 341 3012319. También por DrApp