El sol es salud. Es nuestra fuente de vida. Pasar tiempo al aire libre y al sol tiene múltiples beneficios. El asoleo visual (conocido también como sunning, insolación o baño de sol) consiste en observar el sol con los ojos cerrados. Es una experiencia propuesta en el método Bates que produce innumerables beneficios.
Por supuesto, debe practicarse con sentido común y ciertas precauciones. Por ejemplo, debe quedar claro que no debe mirarse directamente el sol, siempre debe hacerse con ojos cerrados. Existe una “hora dorada” donde el sol puede ser observado directamente y son los primeros 10 minutos desde la salida y 10 minutos previos a su puesta. Fuera de esas horas, nunca hacer el ejercicio con ojos abiertos. Nunca deben observarse los eclipses tampoco. Como contraindicaciones hay que tener en cuenta que no debe realizarse ante inflamación aguda de los ojos o en el periodo postoperatorio de cirugías oculares.Debe realizarse al menos durante diez a quince minutos (aunque podemos fraccionarlos en sesiones de 3 o 5). El momento puede depender de varios factores, teniendo cuidado de evitar las horas más calurosas. En primavera y en verano los mejores momentos para practicarlo son hasta media mañana y a partir de media tarde. Realmente no hay limitaciones si no están dadas por otras razones (problemas dermatológicos, presión baja) y se toman los recaudos correspondientes.
¿Cómo se realiza? De cara al sol, siempre con los ojos cerrados (suavemente, sin fruncir el ceño), se gira lentamente la cabeza de un lado a otro, arriba y abajo. Se debe intentar soltar los hombros y relajarse. Puede hacerse en cualquier posición (sentado, de pie o acostado). El método parado, puede realizarse dejando caer los brazos a lo largo de las caderas y oscilando lentamente sobre los pies, dejando que la cabeza se mueva junto al resto del cuerpo hacia derecha e izquierda. El contacto con el sol debe ser directo, es decir, sin interposición de ventanas (vidrios), lentes de contacto o lentes aéreos graduados o de sol. De esta manera se reciben los rayos directos, sin la refracción lumínica que producen estos elementos.
Acabado el sunning, podemos beneficiarnos dejando que el sol acaricie nuestro cuello mientras se hace un palming o palmeo de espalda al mismo. Al terminar el palming, también podemos sentir el aire fresco sobre la cara calentada por las palmas de las manos, abrimos lentamente los ojos y parpadeamos. Si tenemos a mano agua, algunas abluciones de agua fresca contribuyen al bienestar obtenido.
El ojo necesita tanto de la oscuridad (para generar
estimulación a las células de la visión periférica, para relajar el nervio
óptico y los músculos) como de la luz natural para los mismos fines y para proporcionar
una mejor circulación ocular al forzar la contracción de la pupila. El asoleo es
un verdadero ejercicio de musculación para los músculos del iris, que controlan
la apertura y el cierre de la pupila. Con el movimiento de la cabeza y los ojos cerrados, se crea un cambio entre
claro y oscuro, estimulando la pupila para que se abra y se cierre. Esta
contracción y dilatación de la pupila, a través de los músculos del iris, los fortalece
y al mismo tiempo hace que los ojos sean menos sensibles a la luz y aumenta el
enfoque, ya que la contracción de la pupila participa activamente en la
formación del foco y nitidez tanto de lejos como de cerca. También estimula los
fotorreceptores retinales y hasta estimula la síntesis de la vitamina D. El
movimiento del iris también fomenta la circulación del humor acuoso, lo que
facilita el control de la presión ocular en caso de glaucoma. El sol además calienta
la córnea, haciéndola más flexible y blanda, lo que contribuye a reducir el
grado de astigmatismo y el control del queratocono y otras enfermedades
corneales. El sunning también calienta todos los músculos alrededor de los
ojos, trayendo más sangre y disminuyendo la fatiga visual al favorecer la
relajación. Como si fuera poco, también estimula a las glándulas lagrimales,
beneficiando al ojo seco.
La insolación es el mejor ejercicio para reducir la fotosensibilidad,
la incomodidad ante la exposición a la luz solar sin lentes de sol. Mejora el
enfoque y la agudeza visual en todas las ametropías, incluso la presbicia al
aumentar la flexibilidad de la pupila. Aumenta el metabolismo de los ojos. Activa
las células de la retina, pudiendo ayudar en los problemas retinales y
maculares. Estimula los pigmentos de la retina que tienen función protectora,
evitando el daño fototóxico. Calienta la
córnea, favoreciendo problemas corneales y ayuda a disminuir los síntomas de catarata al favorecer la circulación
alrededor del cristalino.
Viendo los innumerables beneficios de esta práctica… ¿Qué esperamos para ponernos manos a la obra?
Amorosamente
Dra. Julia Elena Scocco.
Médica. Oftalmología con una mirada diferente. Ayurveda y Medicina
Integrativa (Nutrición, Flores de Bach, Reiki, Biodescodificación).
Turnos al +54 341 3012319. También por DrApp
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